martes, 12 de enero de 2010

El laberinto kafkiano del culturófago

Es martes, martes... ayer fue lunes. Sólo pude ver una película. Estuvo bien pero tengo que ver más, muchas más... hoy debería ver otra, pero tengo trabajos que hacer, exámenes próximos... no, definitivamente hoy no debo permitirme ese lujo. Pero bueno, más o menos lo tengo compensado, el jueves pasado vi cuatro. Pero, ¿qué son cuatro películas? Una miseria. Tengo como cuatrocientas películas apiladas en tarrinas de DVD, de las cuales un cuarto aún no he visto... y en la cola del eMule otras tantas, ¿cuándo coño las voy a ver? ¿Me encierro un fin de semana a base de anfetas a ponerme una detrás de otra? No, eso como mucho lo debería hacer para leer, joder, casi no leo, joder, y tengo mil libros apilados y además con una pinta tremenda... cinco de ellos ya empezados, dos de ellos ya a mitad... joder, que no me pase como con Crimen y Castigo... 350 páginas y lo dejo ahí, cogiendo polvo. De eso hace ya más de dos años, soy una desgracia. Como con El Proceso, que dejé de leer porque se me soltaron dos páginas, vaya mierda de edición, y aún encima no podía ir a devolverlo porque lo compré en Valencia, y si pego las páginas al lomo queda irregular siempre y estéticamente me revienta. Y claro, si no leo el libro no puedo ver la película de Orson Welles, que también tengo aquí aplilada.

Por no hablar de los DVDs originales, atesorando más de doscientos en mi colección (que para no disponer de ninguna independencia económica no está mal), de los que por cierto aún hay cinco o séis que no he visto y alguno de ellos incluso conservan el precinto. ¿Cómo puedo ser tan desgraciado? Me gasto doce putos euros en Kagemusha y ahí la tengo sin ver. Imagínate que me da por ponerla y descubro que por lo que sea el disco está jodido y no va, y el período de garantía se ha pasado hace eones... no entiendo mis compras a veces: ¿Por qué coño me gasté 80 eurazos que había ahorrado como un campeón en la edición de maletín de Blade Runner? La peli mola y tal, y me gusta mucho, pero no tanto tanto como para hacer tal barbaridad.

Pero bueno, tengo suficiente tiempo por delante y ya iré viendo las pelis y leyendo los libros... la música es más fácil aunque sigue siendo otro berenjenal, pero bueno, puedo escuchar discos pendientes mientras escribo esto y hago otras cosas, aunque algunos exigen una dedicación casi exclusiva... joder, como ponerme con las putas series. ¿A quién coño se le ocurre hacer series de 50 minutos el capítulo? Que si Los Soprano, que si The Wire... menos mal que las temporadas de South Park y de Dexter terminaron ya, menos mal que decidí dejar de ver In Treatment por parecerme un coñazo. Aún así no sé como tengo la osadía de combinar tantas, y las que me quedan. La cuestión es que merezca la pena, porque por The Wire me hipotecaba los ojos, para que nos vamos a engañar.

Luego ten tu vida social, tus momentos de esparcimiento, tus horas de sueño necesarias y tus domingos de resaca; ten tus horas de trabajo y de estudio... y también tus horas para discutir todo eso que has visto, que has leído y que has oído, bien sea en una conversación inteligente que te aporte cosas o con algún estúpido ignorante para pasar un rato entretenido, todo forma parte de lo mismo. Y qué coño, jugar a la consola, que no sé si será arte o no, pero cómo enganchan el maldito Rock Band y el Fallout 3. Después ponte con tu guitarra, ensaya con tu grupo, ponte a escribir tus blogs, tus relatos y tus guiones y, en definitiva, todo lo que forma parte de la faceta de tu vida más pasional y que no te atreves a llamar arte por lo deformado del término. Disfruta el malgastar dos preciadas horas y seis preciados euros en un bodrio y disfruta esos momentos en los que la pantalla, el papel o el altavoz te sonríen desde los adentros. Esta es la vida que hemos elegido.

4 comentarios:

  1. Te falta un jar
    atentamente,
    Rako.

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  2. Hipotecarse los ojos no está bien visto. Sólo quería recordártelo.

    "Disfruta el malgastar dos preciadas horas y seis preciados euros en un bodrio" No lo apruebo.

    Ains, qué vida esta.

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  3. Es lo que te comenté: cuanto más cultura conoces, menos sabes de cultura.

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  4. -A lo Tyler Durden-

    Esta es la vida que hemos elegido. Atados a una cultura que siempre nos va a superar. Sujetos a una ignorancia de la cual será difícil que escapemos. Fernando Fernán Gómez, en el documental "La silla de Fernando” (Luis Alegre, David Trueba, 2007) respondía a la pregunta de si le daba miedo la muerte, diciendo que más que miedo le daba pena por el montón de libros que no podría llegar a leer. Sabina ha comentado en alguna entrevista que cada día que pasa se despide de uno de los libros que compró que no le dará tiempo a leer. Lo mismo sucede con las películas y su precinto. Lo mismo sucede con esas pilas del emule a las cuales nunca accederemos. La clave consiste en disfrutar. En seleccionar. Escoger.

    Somos la generación del síndrome de diógenes. Apilamos. Amontonamos. Nos agobiamos con lo que no leemos. Nos agobiamos con lo que no vemos. Nos agobiamos con lo que no escuchamos. Cuando en el fondo, no somos capaces de ver, que el tiempo que pasamos agobiados, es tiempo que no invertimos en ver, leer, escribir o sencillamente escuchar. Y no siempre tiene por qué ser música. A veces es más interesante escuchar lo que nos cuentan los demás.

    A veces nos olvidamos que también hay que saber disfrutar del silencio.

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